CUERVO DE BAJO VUELO

Tras la derrota de San Lorenzo frente a Boca del último sábado, que dejó sin chances de campeonar al primero de éstos, el mundo azulgrana terminó de desmoronarse definitivamente, cerrando un año en que fueron siempre protagonistas pero nunca llegaron a concretar nada.

El 2008 había comenzado con la ilusión renovada para San Lorenzo gracias a la posibilidad de jugar la Copa Libertadores (torneo del que no es asiduo concurrente y nunca pudo ganar) y el armado de un plantel de jerarquía individual, con Ramón Díaz como responsable del grupo. Tras una primer rueda que le fue más difícil de lo esperado y un segundo puesto que le costó cruzarse con un ganador de grupo en la serie de octavos, llegaron esos dos recordados partidos con River Plate que se vivieron casi como una final anticipada, en la que se jugaron el resto anímico cuando todavía faltaba mucho para el objetivo real que era llegar a instancias definitorias. Tras sortear a los "Millonarios", fue eliminado por Liga de Quito, en una serie que pareció que San Lorenzo podría haber dado mucho más de lo que dió y cuya derrota trajo aparejada la renuncia del DT y los enfrentamientos internos de referentes del plantel.

El segundo semestre del año, trajo como gran novedad la contratación de Miguel Russo para ocupar el rol de entrenador y pacificador para un plantel que no podía desmenbrarse. Con algunos retoques de nombres (la ida de D´alessandro y Botinelli y las llegadas de Barrientos y Solari), el equipo comenzó con buen pie el Torneo Apertura, punteando en la tabla valorativa y llegando a sacarle ocho puntos a su inmediato perseguidor. El equipo mostraba una férrea defensa, que lo convertía en la valla menos vencida del campeonato y un ataque simple y efectivo comandado por "Pitu" Barrientos, la figura más destacada de estos seis meses. Tan buen presente vivía el equipo que hasta su entrenador fue uno de los posibles candidatos para tomar la dirección técnica del seleccionado nacional.

Pero promediando el fixture, el equipo sufrió una acentudada merma en su rendimiento y de la fecha 11 a la 16 sacó sólo cinco puntos de los dieciocho en juego, permitiendo que los equipos que venían remando de atrás les den alcance. Y así es como llegamos al final por todos conocidos: un spring con victorias que no alcanzó para separarse de Boca y Tigre, que lo llevaron a disputar el tan comentado triangular del cual pudo ganar bien un partido y perder tambien merecidamente el otro, que en definitiva lo alejó de cualquier aspiración grande.

Los hinchas de San Lorenzo buscan hoy una explicación al porqué llegan a fin de año sin un título en el bolsillo y pienso yo que las respuestas las encontrarán en lo sucedido en la cancha. Por más que ahora se quejen de arbitrajes, horarios, programaciones de partidos y favoritismos dirigenciales, no pueden obviar el bajo rendimiento futbolístico del primer semestre, que sólo fue matizado por ese empate-victoria ante River con más temple que juego; ni tampoco la diferencia de puntos que dejaron escapar en este último torneo, todo ello aderezado por graves conductas de relaciones de los integrantes del plantel entre si y dentro de la cancha donde el equipo sufrió expulsiones en casi todos los partidos importantes que disputó.

Así es la vida de San Lorenzo de Almagro hoy, se debate entre la decepción, la bronca y todavía no encuentra lugar para la fe y la esperanza tan típica de estos tiempos. Esa fe que pueda convertirlo en un equipo que llegue a plasmar sus buenos momentos con campeonatos que lo lleven a lo más alto y dejar de ser, de una vez por todas, un cuervo que vuela bajito.